El abordaje psicológico se basa en generar una óptima relación de trabajo con el paciente y brindarle apoyo y contención. Sin embargo, es necesario tener una visión más sistémica, considerando a su entorno familiar. Se ha comprobado que el apoyo social es crucial para la recuperación de cualquier enfermedad, por lo tanto, se evalúa si es necesario brindarle apoyo también a la persona que cuida al paciente, es decir, al cuidador informal.
Los cuidadores informales, son representados generalmente por familiares, amigos o vecinos, no disponen de capacitación, muchas veces su servicio no es remunerado, o si lo es, lo percibido es insuficiente, tienen un elevado compromiso afectivo y por lo general no tienen límite de horario.
El perfil del cuidador primario (Gil y cols., 2009); sería generalmente una mujer, principalmente la esposa, pareja, hermana, hija o nuera, se encontrarían en un rango de edad de 40 a 65 años, ocupan gran parte de su tiempo personal para el cuidado del familiar enfermo, con dificultades económicas, algunos presentarían sintomatología de depresión y angustia, producto de lo anterior, también se ve altamente afectada su vida cotidiana y personal, disminuyendo su calidad de vida, esto lleva a un gran desgaste personal y emocional.
Este es un rol asignado, a lo que se agrega el hecho que muchas de las mujeres cumplen con otras responsabilidades como el cuidado de los hijos o trabajos fuera del hogar, lo que aumenta el desgaste. El cuidador informal, en muchas ocasiones renuncia a sus relaciones sociales, reduce sus horas de descanso e incluso llegan a tener sentimientos de culpa al realizar actividades propias no relacionadas con el cuidado (Lavoz, Villarroel, Jaque, & Caamaño, 2009).
Por otra parte, en general el cuidador vive su rol de manera solitaria y no reconocida, no obstante en algunas ocasiones, los cuidadores son quienes rechazan todo tipo de colaboración. La tarea de cuidar a un enfermo comprende a menudo la aparición de una amplia variedad de problemas de orden: físico, psíquico y socio-familiar, los cuales originan un auténtico síndrome denominado el Síndrome del Cuidador.
Este síndrome es necesario conocer y diagnosticar tempranamente para prevenir su agravamiento. Es por esto que se hace necesario apoyar y cuidar al cuidador, revelar y visibilizar su función, principalmente por su bienestar, como también porque al tener un cuidador sano, se tendrá un paciente más atento a su tratamiento y salud.
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